Introducción al utilitarismo

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La tarea del benevolente es sin duda tratar diligentemente de promover el beneficio del mundo y eliminar el daño al mundo y tomar esto como modelo en todo el mundo. ¿Beneficia a la gente? Hazlo. ¿No beneficia a la gente? Detente.

— Mòzǐ1

¿Qué debemos hacer moralmente? El utilitarismo da una respuesta: siempre debemos promover el bienestar general. En comparación con otras teorías éticas, el utilitarismo es menos deferente con el pensamiento común y puede decirnos que hagamos cambios sustanciales en cómo conducimos nuestras vidas. Quizá más que ninguna otra teoría ética, ha dado lugar a un encendido debate filosófico entre sus defensores y sus críticos.

¿Por qué necesitamos teorías morales?

Cuando realizamos juicios morales en la vida cotidiana, a menudo nos basamos en nuestra intuición. Si nos preguntamos si está mal o no comer carne, mentir a un amigo o comprar productos procedentes de fábricas donde se explota a los trabajadores, probablemente tengamos una fuerte intuición moral sobre el tema. Pero confiar únicamente en nuestra intuición moral tiene sus problemas.

Históricamente, la gente tenía creencias que ahora consideramos moralmente horribles. En las sociedades occidentales, antes se creía firmemente que era intuitivamente obvio que las personas de color y las mujeres tenían menos derechos que los hombres blancos, que la homosexualidad era mala y que era permisible poseer esclavos. Ahora vemos que estas intuiciones morales estaban muy equivocadas. Esta trayectoria histórica nos da motivos para preocuparnos por la posibilidad de que nosotros, en la era moderna, también seamos responsables, sin saberlo, de graves errores a gran escala. Sería una coincidencia muy afortunada que la generación presente fuera la primera cuyas intuiciones fueran perfectamente correctas desde el punto de vista moral.2

Además, la gente tiene intuiciones morales contradictorias, y necesitamos una forma de resolver estos desacuerdos. Consideramos que el proyecto de la filosofía moral consiste en reflexionar sobre nuestras intuiciones morales contradictorias y desarrollar una teoría que nos diga qué debemos hacer y por qué. Esto nos permitirá identificar qué juicios morales actuales son erróneos, permitiéndonos progresar moralmente y actuar de forma más ética.

Uno de los intentos más destacados e influyentes de crear una teoría de este tipo es el utilitarismo. El utilitarismo fue desarrollado por los filósofos Jeremy Bentham y John Stuart Mill, que se basaron en ideas que se remontan a los antiguos griegos. Desde entonces, el utilitarismo ha sido ampliamente discutido y ha tenido una influencia significativa en la economía y las políticas públicas.

Historial

Aunque la historia no puede decirnos directamente qué teoría moral es la correcta, el razonamiento moral utilitarista tiene un sólido historial de contribución al progreso moral colectivo de la humanidad, lo que sugiere que al menos puede haber algo moralmente saludable en estas ideas. Los utilitaristas clásicos de los siglos XVIII y XIX tenían actitudes sociales y políticas muy adelantadas a su tiempo: como reformador social progresista, Jeremy Bentham defendió cuestiones como la separación de la Iglesia y el Estado; la abolición de la esclavitud y de la pena de muerte; regulaciones jurídicas para proteger a los criminales y a los animales no humanos del trato cruel;3 y la despenalización de la homosexualidad.4 De hecho, sus manuscritos sobre la homosexualidad eran tan liberales que su editor los ocultó al público tras la muerte de Bentham. Sólo se publicaron dos siglos más tarde.

John Stuart Mill defendió la provisión de asistencia social a los pobres y la libertad de expresión. Fue el segundo diputado del Parlamento británico en reclamar el sufragio femenino5 y abogó por la igualdad de género en general. En su ensayo The Subjection of Women,6 Mill sostenía que

el principio que regula las relaciones sociales existentes entre los dos sexos —la subordinación jurídica de un sexo al otro— es moralmente incorrecto en sí mismo, y actualmente uno de los principales obstáculos para el mejoramiento humano; y que debería ser sustituido por un principio de perfecta igualdad, que no admita ningún poder o privilegio por una de las partes, ni incapacidad por la otra.7

En una línea similar, Henry Sidgwick abogó por la educación de las mujeres y la libertad de la educación respecto a las doctrinas religiosas. Los utilitaristas modernos como Peter Singer son férreos defensores de problemas morales acuciantes como la pobreza extrema y la cría intensiva de animales.8

Aunque los primeros defensores del utilitarismo aún estaban lejos de acertar en todo, su razonamiento utilitarista les permitió escapar de muchos de los prejuicios morales de su época y alcanzar posiciones morales y políticas más esclarecidas. Los que vivimos hoy en día no somos, por supuesto, menos falibles que nuestros antepasados. Para ayudar a superar nuestros propios prejuicios, nuestras opiniones morales y políticas también pueden beneficiarse de ser sometidas a la prueba de los principios utilitaristas.

¿Qué es el utilitarismo?

Podemos definir el utilitarismo en términos sencillos:

El utilitarismo es la teoría de que uno debe siempre promover el bienestar general.

La idea central es que debemos querer que todas las vidas vayan lo mejor posible,9 sin que el bienestar de nadie cuente más o menos que el de cualquier otro.

A veces, los filósofos hablan de “utilidad” en lugar de “bienestar”, pero estas palabras se suelen utilizar para referirse a lo mismo.10 (Otros utilizan a veces “bienestar” y “felicidad” indistintamente, pero aquí consideraremos que “felicidad” es un concepto más restringido.)11 El utilitarismo se suele aplicar para evaluar la corrección moral de las acciones, pero la teoría también puede evaluar otras cosas, como las normas, las políticas, los motivos, las virtudes y las instituciones sociales. Tal vez sea una lástima que el término “utilitarismo”, que suena clínico, se impusiera como nombre, sobre todo porque en el lenguaje común la palabra “utilitarista” se confunde fácilmente con la funcionalidad neutra o incluso con el puro egoísmo.

Todas las teorías éticas de la familia utilitarista comparten cuatro elementos definitorios: el consecuencialismo, el bienestarismo, la imparcialidad y el agregacionismo, que definiremos a continuación:

  1. Consecuencialismo: uno debe siempre promover los buenos resultados.
  2. Bienestarismo: el valor de un resultado está totalmente determinado por el bienestar de los individuos que lo integran.
  3. Imparcialidad: una cantidad dada de bienestar es igualmente valiosa sin importar de quién sea el bienestar.
  4. Agregacionismo: el valor de un resultado está determinado por la suma del valor de las vidas que contiene.12

Los rivales del utilitarismo son teorías que niegan uno o más de los cuatro elementos anteriores. Por ejemplo, podrían sostener que las acciones pueden ser intrínsecamente correctas o incorrectas independientemente de sus consecuencias, o que otras cosas además del bienestar pueden contribuir al valor de un resultado, o que la moral nos permite ser parciales con nuestros amigos y familiares, o que deberíamos hacer lo que más beneficie al miembro más desfavorecido de la sociedad.

Hoja de ruta

Examinamos los cuatro elementos del utilitarismo en mayor profundidad, junto con otras distinciones teóricas, en el Capítulo 2: Elementos y tipos de utilitarismo.

En el Capítulo 3 se explica el equilibrio reflexivo como metodología moral y se presentan varios argumentos a favor del utilitarismo (y otras teorías consecuencialistas similares) frente a perspectivas morales alternativas. Esto incluye una discusión sobre el velo de la ignorancia, la expansión del círculo moral y el argumento de que el utilitarismo ofrece una explicación especialmente convincente de lo que fundamentalmente importa. Este capítulo también explica la paradoja de la deontología, los argumentos genealógicos evolutivos y otras objeciones a la ética no consecuencialista.

En los capítulos 4 y 5 se analizan, respectivamente, teorías del bienestar y de la ética de la población específicas. Aunque el utilitarismo se asocia a menudo con el hedonismo sobre el bienestar y la perspectiva total de la ética de la población (una combinación conocida como utilitarismo clásico), hay otras opciones que también vale la pena considerar. Hay que tener en cuenta, sobre todo, que las objeciones al hedonismo o a la perspectiva total pueden dejar intactas otras formas de utilitarismo.

El Capítulo 6 y nuestro artículo complementario Actuar conforme al utilitarismo exploran las aplicaciones prácticas del utilitarismo y sus implicaciones para la forma en que debemos vivir nuestras vidas. Argumentamos que, en la práctica, un utilitarista debería intentar hacer el mayor bien posible sin dejar de respetar virtudes morales de sentido común como la integridad, la fiabilidad y el cumplimiento de la ley, con el fin de fomentar la cooperación social y mitigar el riesgo de cometer errores de cálculo.

El capítulo 7 examina hasta qué punto estas recomendaciones prácticas resisten diversas desviaciones de la teoría utilitarista estricta. Aunque algunas teorías alternativas pueden tener implicaciones prácticas radicalmente divergentes, sostenemos que una amplia gama de puntos de vista razonables convergen en última instancia en la recomendación práctica central de la ética utilitarista, a saber, utilizar una fracción significativa del propio tiempo y/o dinero para ayudar a los demás, y tratar de hacerlo de la manera más eficaz posible, sin violar las restricciones morales de sentido común.

Las principales objeciones al utilitarismo se abordan en el capítulo 8. Presentamos una “caja de herramientas” con maniobras generales a disposición de los utilitaristas para hacer frente a una amplia gama de objeciones, y luego mostramos cómo esta caja de herramientas se puede utilizar para responder a inquietudes relativas a los derechos, las exigencias de la moral, la incertidumbre radical, y más.

Conclusión

Lo más importante para el utilitarismo es mejorar el bienestar de todas las personas, independientemente de su sexo, raza, especie o ubicación geográfica o temporal.

Todas las teorías utilitaristas comparten cuatro elementos clave: consecuencialismo, bienestarismo, imparcialidad y agregacionismo. El utilitarismo clásico incluye otros dos elementos: el hedonismo y el totalismo. El hedonismo es la perspectiva según la cual el bienestar de una persona está determinado por el saldo de sus experiencias conscientes positivas y negativas. La perspectiva total sostiene que el valor de añadir una persona más a un estado de cosas es igual al valor del bienestar de esa persona a lo largo de su vida.

La ética utilitarista tiene una tradición intelectual que abarca siglos, durante los cuales ha suscitado muchos debates encendidos. Los críticos del utilitarismo acusan a la teoría de no tener en cuenta los derechos y de ser excesivamente exigente, entre otras objeciones. Sus defensores responden que la teoría tiene virtudes teóricas atractivas y ofrece una explicación convincente de lo que importa fundamentalmente. Si los dilemas morales se resolvieran tras un velo de ignorancia para minimizar el riesgo de sesgos, sería racional que todos los implicados apoyaran las recomendaciones utilitaristas. Es necesario examinar de cerca estos argumentos enfrentados para llegar a una opinión informada sobre esta polémica teoría moral.

En el capítulo siguiente se analizan más a fondo los cuatro elementos de las teorías utilitaristas y se presentan diversas variantes del utilitarismo.


Cómo citar esta página

Chappell, R.Y., Meissner, D., y MacAskill, W. (2023). Introducción al utilitarismo. En R.Y. Chappell, D. Meissner, y W. MacAskill (eds.), Introducción al utilitarismo, <https://www.utilitarismo.net/introduccion-al-utilitarismo>, visitado .

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  1. Mòzǐ 32: 1, C. trad. Fraser. ↩︎

  2. Para más detalles, véase 📃 Evan G. Williams (2015). The Possibility of an Ongoing Moral Catastrophe Ethical Theory and Moral Practice, 18(5). 971–982. ↩︎

  3. Por ejemplo, Bentham comentó sobre la cuestión de la protección de los animales: “La pregunta no es: ¿Pueden razonar? ni ¿Pueden conversar? Si no ¿Pueden sufrir?”

    📘 Jeremy Bentham (2017). An Introduction to the Principles of Morals and Legislation. Early Modern Texts. pp. 143–4|291.

    “¿Por qué la ley habría de negar su protección a un ser sensible? Ya llegará el momento en que la humanidad extenderá su manto sobre todo lo que respira. Hemos comenzado por atender a la condición de los esclavos; terminaremos por aliviar la de todos los animales que asisten nuestros trabajos o satisfacen nuestras necesidades.”

    📖 Jeremy Bentham (1838). Principles of Penal Law In Bowring, J. (Eds.), The Works of Jeremy Bentham. (pp. 365–580) William Tait. p. 162.  ↩︎

  4. Cfr. 📘 Jeremy Bentham (2017). An Introduction to the Principles of Morals and Legislation. Early Modern Texts. ; y 📘 Lea Campos Boralevi (1984). Bentham and the Oppressed. Berlin: Walter de Gruyter.  ↩︎

  5. Parlamento del Reino Unido, The 1866 Women’s Suffrage petition: the first mass Votes for Women petition↩︎

  6. Mill atribuye muchas de las ideas de El sometimiento de la mujer a su esposa, Harriet Taylor Mill. Véase 📘 John Stuart Mill (2016). Autobiography. Early Modern Texts. p. 166.  ↩︎

  7. 📖 John Stuart Mill (1869). The Subjection of Women In Robson, J. (Eds.), The Collected Works of John Stuart Mill. (pp. 259–340) University of Toronto Press. p. 1.  ↩︎

  8. Sobre la pobreza extrema véase 📘 Peter Singer (2009). The Life You Can Save: Acting Now to End World Poverty. New York: Random House.

    Sobre la cría intensiva de animales véase 📘 Peter Singer (2023). Animal Liberation Now. New York: Diversion Books.  ↩︎

  9. Esto es más claro en un contexto de población fija, donde las acciones individuales no afectan el número o la identidad de las personas. Para casos más complejos, véase el debate sobre la ética de la población en el capítulo 5. ↩︎

  10. Sin embargo, cuando los economistas utilizan el término “utilidad” suelen referirse, en cambio, a la representación numérica de las preferencias de un individuo↩︎

  11. Utilizamos “felicidad” para referirnos a experiencias conscientes placenteras. Capítulo 4: Teorías del bienestar explora si el bienestar puede implicar algo más que esto. ↩︎

  12. Esta definición se aplica a un contexto de población fija, en el que las acciones individuales no alteran el número ni la identidad de las personas. Hay teorías agregacionistas que difieren en el modo de lidiar con entornos de población variable. Se trata de una cuestión técnica, relevante para el debate sobre ética de la población del capítulo 5. Obsérvese además que quienes no son bienestaristas podrían considerar que otras cosas, además de las vidas, aportan valor al mundo, lo cual debería incluirse en la suma. Ponemos entre paréntesis esta posibilidad para facilitar la exposición. ↩︎