La objeción de la separación de las personas

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Introducción

Se acepta ampliamente que el interés propio (o la prudencia) exige la agregación de perjuicios y beneficios en diferentes momentos dentro de la propia vida, con el fin de maximizar el propio bienestar total. Por ejemplo, ir al dentista es prudente a pesar del malestar inmediato, porque contribuye a evitar que uno mismo sufra un perjuicio mayor en el futuro. Las teorías consecuencialistas agregativas, como el utilitarismo, van un paso más allá: agregan perjuicios y beneficios entre las vidas de distintas personas para maximizar el bienestar total de la sociedad. Los utilitaristas afirman que imponer perjuicios a algunos individuos puede justificarse si con ello se evitan perjuicios mayores a otros. Esto lleva a algunos críticos a afirmar que el utilitarismo descuida la importancia moral de los límites entre las personas.

Esta objeción de la separación de las personas fue formulada de manera célebre por John Rawls:

[El utilitarismo] es la consecuencia de extender a la sociedad el principio de elección de un hombre, y luego, para que esta extensión funcione, fundir a todas las personas en una sola… El utilitarismo no toma en serio la distinción entre las personas.1

A pesar de su influencia, el razonamiento que subyace a esta objeción puede ser difícil de precisar. La idea de que los utilitaristas deben “fundir a todas las personas en una sola” parece presuponer que (i) empiezan con “el principio de elección de un solo hombre”, y luego (ii) defienden su punto de vista sobre la base de que toda la sociedad puede ser tratada (quizás metafóricamente) como un individuo más. Pero, de hecho, muchos argumentos utilitaristas, como se expone en el capítulo sobre los argumentos a favor del utilitarismo, no adoptan esta forma. Así que esta interpretación de la objeción parece demasiado limitada. Tal vez desacredite un argumento concreto a favor del utilitarismo, pero el utilitarismo en sí puede seguir estando bien fundamentado por otras razones.

En una interpretación más amplia, podemos considerar que la objeción afirma que respetar la distinción entre las personas exige tratar las compensaciones interpersonales (que se dan entre vidas distintas) de forma diferente a las intrapersonales (que se dan dentro de una misma vida). Según esta interpretación, son las implicaciones del utilitarismo, y no el argumento que condujo a él, lo que se considera objetable. Pero, ¿cuál es el argumento positivo para tratar de forma diferente las compensaciones intrapersonales de las interpersonales?2 El resto de este artículo explora tres posibles argumentos, basados en (1) la indemnización, (2) la fungibilidad y (3) las intuiciones antiagregativas.

Indemnización

La interpretación estándar de la separación de las personas la entiende como una cuestión de indemnización.3 El agente que resulta perjudicado es indemnizado si más tarde recibe un mayor beneficio por haber sufrido el perjuicio, mientras que no recibe tal compensación si el beneficio va a parar a otra persona. Como dijo Nozick “Utilizar a una persona [en beneficio de otra]… no respeta ni tiene suficientemente en cuenta el hecho de que es una persona separada, que la suya es la única vida que tiene. Él no obtiene un bien compensatorio por su sacrificio.”4

Los utilitaristas pueden responder que no sólo debemos ayudar a los demás por interés propio.5 Puede que los ricos no se beneficien personalmente de donar más a organizaciones benéficas que salvan vidas, pero aun así deberían hacerlo, porque sus intereses personales no son los únicos que importan. Cada persona necesitada es un individuo, igualmente merecedor de preocupación moral y respeto, que vive la única vida que tiene. Cuando el utilitarismo nos insta a ayudar a los demás, no niega que los demás sean distintos de nosotros. Simplemente niega la suposición egoísta de que el hecho de que sean distintos significa que no deberían importarnos. Y, de hecho, esto no es exclusivo de los utilitaristas. Como escriben Katarzyna de Lazari-Radek y Peter Singer, “[c]ualquiera que esté a favor de cobrar impuestos a las personas de altos ingresos y utilizar lo recaudado para proporcionar beneficios a otras personas necesitadas debe estar de acuerdo en que a veces es justificable imponer un costo a una persona para beneficiar a otra.”6 Si rechazamos el egoísmo, también deberíamos rechazar el supuesto de que la indemnización es esencial para la justificación moral.7

Fungibilidad

Una preocupación más profunda es que podría parecer que el utilitarismo trata a los individuos como totalmente fungibles o remplazables sin remordimiento. Según la caracterización de Peter Singer, “[e]s como si los seres sintientes fueran receptáculos de algo valioso, y no importara si un receptáculo se rompe mientras haya otro al que pueda transferirse su contenido sin que se derrame nada.”8

Para hacer más vívido el problema, imaginemos que Connie, una consecuencialista, tiene ante sí a dos personas envenenadas y el antídoto suficiente para salvar a una de ellas.9 Supongamos que, ante sus rostros suplicantes, pero consciente de que salvar a una u otra persona no influye en el bienestar total, Connie se siente completamente indiferente acerca de su elección. Es como si tuviera que elegir entre un billete de 20 dólares o dos de diez.

Parecería que Connie está cometiendo aquí un profundo error moral. Está tratando los intereses de las dos personas como si fueran completamente fungibles, como el dinero, e ignorando el hecho de que cada persona tiene una importancia intrínseca distinta, por derecho propio, y no es un mero medio fungible para el bienestar total. La teoría moral correcta, creemos, debe atribuir un valor intrínseco a los individuos particulares y no sólo a la suma total de su bienestar.10

Sin embargo, como sostiene R. Y. Chappell, no hay ningún obstáculo para que el utilitarismo asigne valor intrínseco a los individuos de este modo:11

No hay una sola cosa, la felicidad global, que es buena. En su lugar, está mi felicidad, tu felicidad, la de Bob y la de Sally, que son todos bienes intrínsecos igualmente importantes pero también distintos. Lo que esto significa es que el agente con actitudes moralmente apropiadas debería tener una pluralidad correspondiente de deseos no instrumentales: por mi bienestar, el tuyo, el de Bob y el de Sally. Se pueden hacer compensaciones entre el bienestar de diferentes personas, pero se reconoce que son compensaciones genuinas: aunque un beneficio para uno pueda pesar más que un perjuicio menor para otro, esto no lo cancela. El perjuicio sigue siendo lamentable, por el bien de esa persona, aunque en última instancia tengamos más razones para aceptarlo en aras de beneficiar más a otra.

Desde este punto de vista, Connie no debería sentirse indiferente, sino más bien ambivalente: realmente incapaz de decidir, por verse arrastrada (con la misma fuerza) en diferentes direcciones por los intereses contrapuestos de las dos personas que necesitan su ayuda. De este modo, el utilitarista puede evitar tratar a los individuos como fungibles y, en su lugar, reconocer y apreciar plenamente su valor separado.

Esta respuesta utilitarista rechaza el supuesto de que la conmensurabilidad del valor (es decir, la posibilidad de comparar y hacer intercambios entre intereses o valores contrapuestos) implica la fungibilidad del valor (o la remplazabilidad sin remordimiento). Este supuesto puede rechazarse porque es posible garantizar la no fungibilidad teniendo múltiples valores genuinamente distintos que, sin embargo, sean conmensurables.12

Esto es quizá más claro cuando se consideran otras formas de (presunto) valor: un amante del arte puede valorar intrínsecamente cada objeto de su colección de arte y, sin embargo, estar dispuesto a apagar un incendio con un cuadro si con ello salva otros cinco. Al valorar cada cuadro por separado, lamentará la pérdida del único cuadro que se destruye. Pero, aun así, pueden considerar que el sacrificio vale la pena. Nada en su actitud revela una actitud instrumental objetable hacia sus obras de arte. Del mismo modo que este consecuencialista del arte respeta la separación de los cuadros, el utilitarista (o consecuencialista del bienestar) respeta la separación de las personas.

Intuiciones antiagregativas

Por último, los críticos podrían admitir que el utilitarismo realmente valora por separado a las personas individuales, pero no de la manera correcta. Desde este punto de vista, hay algo intuitivamente problemático en la agregación utilitarista. En lugar de sumar los intereses de diferentes personas, las perspectivas estrictamente antiagregativas podrían abogar por un enfoque maximín que simplemente busque mejorar la posición de los más desfavorecidos. Como escribe Nagel,

cuando existe un conflicto de intereses, ningún resultado puede ser completamente aceptable para todos. Pero al menos es posible evaluar cada resultado desde cada punto de vista para encontrar el resultado que sea menos inaceptable para la persona para la que es más inaceptable… Una política radicalmente igualitaria de dar prioridad absoluta a los más desfavorecidos, independientemente del número, resultaría de elegir siempre la alternativa menos inaceptable, en este sentido.13

El enfoque maximín tiene graves problemas como alternativa a la agregación utilitarista. Tomando el maximín al pie de la letra, sería preferible dar un caramelo a la persona más desgraciada de la Tierra que, por ejemplo, evitar una pandemia global o una guerra nuclear que se produjera tras la muerte de esa persona (o que, de algún modo, la dejara ilesa).

Aun así, hay casos particulares en los que la agregación utilitarista parece (intuitivamente) arrojar un resultado incorrecto. Consideremos el famoso caso de la sala de transmisiones, de Scanlon:14

Jones ha sufrido un accidente en la sala de transmisiones de una cadena de televisión. Para salvar a Jones de una hora de intenso dolor, habría que cancelar parte de la emisión de un partido de fútbol, que está dando placer a muchísima gente.15

Intuitivamente, no importa cuánta gente esté viendo el partido de fútbol: es sencillamente más importante evitar que Jones sufra un dolor intenso durante ese tiempo.16

Acomodar la intuición

¿Por qué es más importante salvar a Jones? Una respuesta sería que no podemos agregar intereses distintos, por lo que todo lo que queda por hacer es satisfacer cualquier demanda moral individual que sea más fuerte, es decir, la de Jones. Pero Parfit sugiere una explicación (prioritarista) alternativa: quizá deberíamos ayudar a Jones porque está en una situación mucho peor y, por tanto, tiene mayor prioridad moral.17

(Aunque los utilitaristas rechazan esta afirmación prioritarista, pueden, no obstante, reconfortarse si resulta que nuestras intuiciones están más alineadas con el prioritarismo que con el antiagregacionismo. Esto se debe a dos razones principales. En primer lugar, pueden considerar que las intuiciones prioritaristas son fácilmente refutables. Y, en segundo lugar, pueden considerar que el prioritarismo está lo bastante cerca del utilitarismo como para que no les preocupe tanto insistir en la resolución del desacuerdo.)

Parfit sostiene que su explicación prioritarista es preferible al enfoque antiagregativo de Scanlon en los casos en que los dos divergen. Podemos verlo imaginando casos en los que los muchos beneficios menores irían a parar a algunos de los individuos en peor situación. Por ejemplo, sería claramente mejor dar cinco años más de vida a cada uno de un millón de niños víctimas del cáncer, que dar cincuenta años más de vida a un solo adulto. Al rechazar la agregación, puede que tengamos que dar prioridad a un único gran beneficio para alguien ya acomodado, en lugar de beneficios (menores individualmente pero inmensamente mayores colectivamente) para un gran número de individuos en peor situación. Esto parece claramente erróneo. Por ejemplo, no sería bueno quitar un dólar a cada uno de mil millones de pobres para dar mil millones de dólares a alguien que ya era rico.

Así que, en lugar de negarnos a agregar beneficios más pequeños, Parfit sugiere que simplemente sopesemos los perjuicios y los beneficios de forma que demos prioridad a los más desfavorecidos. Dos implicaciones atractivas de este punto de vista son que (1), por lo general, no debemos permitir que una sola persona sufra grandes perjuicios, si eso la deja en una situación mucho peor que las demás con intereses contrapuestos; y que (2), sin embargo, deberíamos permitir que un número (suficiente) de pequeños beneficios para los más desfavorecidos pesen más (en total) que un único gran beneficio para alguien más favorecido. Puesto que necesitamos la agregación para sostener la afirmación (2), y podemos sostener la afirmación (1) sin tener que rechazar la agregación, parece que nuestras intuiciones se ajustan mejor a una teoría moral agregativa.

Desacreditar la intuición

Las intuiciones comunes sufren de insensibilidad al alcance: reflejan nuestra incapacidad para comprender verdaderamente los grandes números.18 Nuestras intuiciones no responden de manera muy diferente si el número de intereses en pugna es un millón, mil millones o un gúgolplex. Pero la diferencia real de valor entre estos números es inmensa. Así que no deberíamos confiar en nuestras intuiciones cuando asignan valores moralmente similares a estos números enormemente diferentes. Los utilitaristas, por tanto, pueden sentirse cómodos rechazando las intuiciones antiagregativas por ser particularmente dudosas.

Incluso los prioritaristas, a pesar de los argumentos de Parfit expuestos anteriormente, pueden tener que seguir a los utilitaristas y en última instancia aceptar una respuesta desacreditadora. Consideremos que los críticos pueden insistir en que la explicación prioritarista de Parfit no puede hacer plena justicia a nuestra intuición inicial sobre el caso de la sala de transmisión. Es cierto que asignar un peso suficiente a la prioridad podría explicar cómo el sufrimiento de Jones puede pesar más que el placer conjunto de un millón, o incluso mil millones, de aficionados al fútbol en una mejor situación. Pero mientras el peso de la prioridad sea finito, habrá algún número (quizá astronómicamente grande) de placeres menores que podrían, en teoría, pesar más que el sufrimiento de Jones. En este punto, los defensores de la agregación pueden simplemente aceptar esta implicación y sugerir que cualquier malestar intuitivo residual con esta conclusión se explica mejor como un error resultante de la insensibilidad al alcance.

Atacar las alternativas

En contra del utilitarismo, uno podría tener la tentación de pensar que algunos beneficios son tan triviales que deberíamos redondearlos a cero, en lugar de admitir que la suma de un gran número de ellos resulte en algo moralmente significativo. Pero Parfit demuestra que esta forma de pensar es un error. Para ver por qué, consideremos la siguiente afirmación que parece plausible:

(P): deberíamos dar a una persona un año más de vida en lugar de alargar la vida de otras personas sólo un minuto.19

Un año equivale a medio millón de minutos aproximadamente. Así que Parfit nos invita a imaginar una comunidad de algo más de un millón de personas, y a aplicar la elección descrita en (P) a cada una de ellas. Cada persona de la comunidad ganaría entonces un año de vida. Pero pensemos en el costo de oportunidad. Si en vez de eso hubiéramos dado un minuto más de vida a todos los demás, el resultado final sería una ganancia de dos años de vida para cada persona. Por lo tanto, la elección descrita en (P), cuando se repite de esta manera, hace que todo el mundo esté peor de lo que habría estado en caso contrario.

Esto demuestra claramente que (P) es un mal principio en contextos iterativos como el descrito anteriormente. ¿Demuestra que (P) es un mal principio incluso cuando se elige por única vez? Eso no es inmediatamente evidente, pero podríamos demostrarlo con más argumentos.20 El propio Parfit apela a una distinción entre principios morales fundamentales y meras políticas (o reglas generales), sugiriendo que sólo estas últimas deberían depender del contexto de esta manera. Si está en lo cierto, esto sugeriría que nuestros principios morales fundamentales deben permitir la agregación sin restricciones, en contraste con afirmaciones como (P). Cualquier regla que consideremos aplicable sólo en algunas ocasiones (por ejemplo, en aplicaciones puntuales pero no iteradas) debe ser, para Parfit, una mera regla empírica más que un principio moral fundamental.

Podríamos complementar el argumento de Parfit observando que el valor esperado de cada elección descrita anteriormente es independiente de las demás elecciones que se hagan. El valor de dar a todo el mundo un minuto más (sólo una vez) es el mismo que el valor de dar a todo el mundo un minuto más (por millonésima vez).21

Esto es importante por dos razones. En primer lugar, la independencia implica que el valor esperado de la elección única es igual al valor medio de la elección repetida. Así, puesto que elegir repetidamente un minuto para todo el mundo es preferible a elegir repetidamente un año para una persona, se deduce (de la independencia) que la primera elección también es preferible cuando se elige por única vez. Se trata de un resultado sorprendente e importante.

La segunda razón por la que la afirmación de independencia es importante en este caso es que puede ayudar a aclarar por qué este resultado inicialmente sorprendente tiene sentido y es plausible luego de reflexión. Sean cuales fueren los acontecimientos valiosos que ofreciera un año más de vida —todos los momentos de felicidad, los proyectos acabados que de otro modo habrían quedado truncos, etc.—, deberíamos esperar que se produjeran el doble de acontecimientos de este tipo ofreciendo un minuto más de vida (representativa) a cada uno de un millón de personas.

Así pues, los defensores del agregacionismo pueden ofrecer una respuesta doble a sus críticos. En primer lugar, nuestras intuiciones antiagregativas iniciales pueden explicarse. Y en segundo lugar, una reflexión más profunda muestra que los principios antiagregativos tendrían implicaciones posiblemente más objetables que las del agregacionismo.

Conclusión

Hemos visto que la objeción de la “separación de las personas” al utilitarismo puede asumir tres formas, ninguna de las cuales es decisiva. La objeción de la indemnización se basa en supuestos egoístas inverosímiles. La objeción de la fungibilidad implica un concepto erróneo: el utilitarismo no tiene por qué tratar a los individuos distintos como fungibles. Por último, aunque las intuiciones antiagregativas tienen cierta fuerza, también hemos visto que los utilitaristas pueden resistirlas, y que estos puntos de vista antiagregativos se enfrentan a dificultades aún peores.


Cómo citar esta página

Chappell, R.Y. y Meissner, D. (2023). La objeción de la separación de las personas. En R.Y. Chappell, D. Meissner, y W. MacAskill (eds.), Introducción al utilitarismo, <https://www.utilitarismo.net/objeciones/separacion-de-las-personas>, visitado .

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Recursos y más información


  1. 📘 John Rawls (1971). A Theory of Justice. Cambridge, MA: The Belknap Press of Harvard University Press. p. 27.  ↩︎

  2. R.M. Hare insiste en el desafío: “Preocuparse por alguien es buscar su bien, o tratar de promover sus intereses; y preocuparse por igual por todas las personas es buscar igualmente su bien, o dar la misma importancia a sus intereses, que es exactamente lo que exige el utilitarismo. Hacer esto es tratar los intereses de los demás de la misma manera que una persona prudente trata sus propios intereses, presentes y futuros… Hacer esto no es dejar de ‘insistir en la separación de las personas’”. Véase:

    📖 R. M. Hare (1984). Rights, Utility, and Universalization: Reply to J.l. Mackie In Frey, R. (Eds.), Utility and Rights. (pp. 106–20) University of Minnesota Press. p. 107.  ↩︎

  3. 📖 David O. Brink (2020). Consequentialism, the Separateness of Persons, and Aggregation In Portmore, D. (Eds.), The Oxford Handbook of Consequentialism. (pp. 378–400) Oxford University Press.  ↩︎

  4. 📘 Robert Nozick (1974). Anarchy, State, and Utopia. Oxford: Blackwell. p. 33.  ↩︎

  5. Aunque otra línea de respuesta interesante sería apelar a un argumento de velo de la ignorancia. Mientras que el individuo que resulta perjudicado no es compensado por el perjuicio en el momento, cada individuo debería estar dispuesto por adelantado (es decir, desde detrás del velo de la ignorancia) a aceptar compensaciones utilitaristas, ya que ésta es la mejor manera de maximizar su propio bienestar, en términos esperados. ↩︎

  6. 📘 Katarzyna Lazari-Radek & Peter Singer (2017). Utilitarianism: A Very Short Introduction. Oxford: Oxford University Press. p. 82.  ↩︎

  7. Brink señala que la propia visión igualitaria de Rawls a menudo requiere sacrificios no compensados de los ricos. 📖 David O. Brink (2020). Consequentialism, the Separateness of Persons, and Aggregation In Portmore, D. (Eds.), The Oxford Handbook of Consequentialism. (pp. 378–400) Oxford University Press. p. 387.  ↩︎

  8. 📘 Peter Singer (2011). Practical Ethics (3). Cambridge: Cambridge University Press. p. 106.  ↩︎

  9. Los siguientes párrafos están tomados directamente de 📃 Richard Yetter Chappell (2015). Value Receptacles Noûs, 49(2). 322–332. ↩︎

  10. Cf. 📖 G. A. Cohen (2011). Rescuing Conservatism: A Defense of Existing Value In Wallace, R., Kumar, R. & Freeman, S. (Eds.), Reasons and Recognition: Essays on the Philosophy of T.m. Scanlon. (pp. 203–30) Oxford University Press.  ↩︎

  11. 📃 Richard Yetter Chappell (2015). Value Receptacles Noûs, 49(2). 322–332.p. 328.  ↩︎

  12. El “pluralismo de valores” se utiliza a menudo para referirse a la idea de múltiples tipos o clases de valores distintos. Pero la forma relevante de pluralismo para garantizar la no fungibilidad es, en cambio, el pluralismo de casos. Los intereses de Bob y Sally pueden ser valores de la misma clase (es decir, valor de bienestar), pero son valores individuales (o “casos” de valor) distintos en el sentido de que es apropiado tener un deseo intrínseco separado para cada uno. Esto contrasta con el dinero, donde distintos billetes de 20 dólares no son distintamente valiosos: sería extraño desear cada billete por separado, en lugar de tener un único deseo general de “más dinero” que cualquier billete de 20 dólares podría satisfacer igualmente bien. ↩︎

  13. 📃 Thomas Nagel (1978). The Justification of Equality Crítica, 10(28). 3–33. Reimpreso en 📘 Thomas Nagel (1979). Mortal Questions. Cambridge: Cambridge University Press. p. 123.  ↩︎

  14. 📘 T. M. Scanlon (1998). What We Owe to Each Other. Cambridge, MA: The Belknap Press of Harvard University Press.  ↩︎

  15. Esta es una cita del resumen conciso del experimento mental de Derek Parfit, en 📃 Derek Parfit (2003). Justifiability to Each Person Ratio, 16(4). 368–390. p. 375.  ↩︎

  16. Las siguientes subsecciones se extraen directamente de la sección 3.2 de 📘 Richard Yetter Chappell (2021). Parfit’s Ethics. Cambridge: Cambridge University Press.  ↩︎

  17. 📃 Derek Parfit (2003). Justifiability to Each Person Ratio, 16(4). 368–390.

    ¿Qué pasa si los observadores se encuentran en una situación aún peor? Entonces la explicación de Parfit falla, pero él podría sugerir sin problemas en este caso que mejorar ligeramente la suerte de miles de millones de individuos en peor situación realmente debería ser prioritario respecto a ofrecer un gran alivio a un solo individuo que ya está en una situación mejor que la de estos otros. ↩︎

  18. 📃 Stephan Dickert et al. (2015). Scope Insensitivity: The Limits of Intuitive Valuation of Human Lives in Public Policy Journal of Applied Research in Memory and Cognition, 4(3). 248–255. ↩︎

  19. 📃 Derek Parfit (2003). Justifiability to Each Person Ratio, 16(4). 368–390.p. 385.  ↩︎

  20. Este texto sigue tomando directamente de la sección 3.2 de 📘 Richard Yetter Chappell (2021). Parfit’s Ethics. Cambridge: Cambridge University Press.  ↩︎

  21. Hay formas de imaginar el caso en las que esto no sería así. Por ejemplo, si imaginamos que damos los minutos extra de vida a cada persona en su lecho de muerte, los primeros minutos podrían carecer desproporcionadamente de valor, en comparación con un minuto de vida más representativo. Para probar adecuadamente los principios de agregación, debemos imaginar una situación en la que se cumpla el supuesto de independencia, por ejemplo, suponiendo que los minutos extra se conceden a las personas en algún momento anterior de su vida, antes de que aparezca la enfermedad mortal. De este modo, queda más claro que, en algunos casos, un solo minuto puede tener un valor significativo, al ser justo lo que el beneficiario necesitaba para completar algún proyecto vital importante. ↩︎